Desde tiempos inmemoriales la humanidad ha sabido que la cambiante longitud de la sombra de un objeto indica la hora del día y que la sombra se acorta hacia el mediodía y se alarga hacia el atardecer. Sin duda el primer rudimentario reloj de sol consistía en una simple estaca clavada en el suelo.
Los relojes solares que reproducimos, denominados de faltriquera, datan del siglo XVI, encontrándose los originales en muchos museos de Europa. Este reloj, en concreto, es una reproducción del original que se encuentra en el Museo Naval de Madrid.
En la portada lleva una tabla con las latitudes de las principales ciudades europeas.
Está fabricado en madera y va acompañado de un manual con la historia del reloj de sol y explicaciones para su uso.
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